martes, 15 de octubre de 2019

El misterio de la moneda


… ¿Quién está loco? Aquel quien no pinta dentro del círculo impuesto. De esto estoy muy seguro porque me ha tomado, durante mucho tiempo, por loco y no los culpo. Si has de leer algo, debes estar dispuesto a ingresar en ello, caso contrario, la historia no tendría sentido y huirías después de escuchar unas cuantas palabras. Ya que me lees, me escuchas lúcido, me percibes demasiado funcional para estar aquí, ¿verdad? Bueno.
Quizás, esto no solo me pasa a mí, sino a otros que aquí residen, debo suponerlo. En todo caso, soy uno de los que puede contar su historia, mientras los otros son inertes perezosos, activos monos, estupefactas gallinas; no lo sé, ellos no pueden expresarse como yo. De lo que estoy seguro es que yo luché por adaptarme a todos los cuerpos a los que mi consciencia a ingresado, porque debes saber que yo he sido muchas cosas: aves, gusanos, leones, etc. No me dejes, no te burles; te dije que debías estar dispuesto a comprenderme. Si lo hicieras, si lo hiciera el resto, yo tendría mejor trato y nadie se burlaría por los espasmos de mi boca ni por el balanceo de mi cuerpo. Sigo luchando para adaptar lo que soy con lo que este cuerpo es.
Antes de que te alejes, por favor, escucha esto: Antes de tomar este cuerpo estuve en un acuario de Jardin des Plante, de La Menágerie, que está en París. Allí observé por varios días a un axolotl en particular porque me llamaba la atención. Uno de esos días, de un momento a otro, me desconocí de mi cuerpo y estuve en el cuerpo del axolotl. No quiero detallar más cosas para no perder el tiempo, pero debes saber que me basta mirar fijamente a los ojos de otros animales, incluso personas, para apoderarme de su cuerpo. No te preocupes, ves que no puedo controlar aún mis ojos; la función del órgano visual de los axolotl son distintos.
¿Cómo inició? Creo que inició con la pieza que encontré en la calle Carlota, cuando regresaba del trabajo. Tenía muchos problemas económicos en casa, pero yo era el sustento de la familia y no podía rendirme. Además, me había prometido enviar al conservatorio a mi hermana Grete. En fin, ya en mi cuarto, miré la pieza. Era un metal que pudo ser una moneda antigua. Tenía una inscripción que, al parecer, descifré y, después de eso, caí en profundo sueño. Cuando desperté estaba convertido en un insecto grande. Asustado, traté de levantarme, pero me fue complicado…
Es una historia triste, pude haber muerto como un inseto si no fuera porque una madrugada, cuando agonizaba, contemplé una mosca que lamía el piso asqueroso de mi cuarto. Mi única pupila que le daba debió calar en su alma. Cuando el piso se estremeció, mi reacción fue una automática respuesta: volé. Desde ese entonces la carga de mis vivencias se transportan conmigo. Luego, de ser una mosca, he sido…
-Señor Cortázar – Gritó el doctor-, no deje que su hijo se junte con estos locos.
-Ven aquí Julio. –Dijo el padre.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario