… ¿Quién está
loco? Aquel quien no pinta dentro del círculo
impuesto. De esto estoy
muy seguro porque me ha
tomado, durante mucho tiempo, por loco y no los culpo. Si has de leer algo, debes estar
dispuesto a ingresar en ello, caso contrario, la historia no tendría sentido y
huirías después de escuchar unas cuantas palabras. Ya que me
lees, me escuchas lúcido, me percibes demasiado funcional para
estar aquí, ¿verdad? Bueno.
Quizás, esto
no solo me pasa a mí, sino a otros que aquí residen, debo suponerlo. En todo
caso, soy uno de los que puede contar su historia, mientras los otros son
inertes perezosos, activos monos, estupefactas gallinas; no lo sé, ellos no
pueden expresarse como yo. De lo que estoy seguro es que yo sí luché por adaptarme a todos los cuerpos a los que mi consciencia a ingresado, porque
debes saber que yo he sido muchas cosas: aves, gusanos, leones, etc. No me
dejes, no te burles; te dije que
debías estar dispuesto a comprenderme. Si tú lo hicieras, si lo hiciera el resto, yo tendría mejor
trato y nadie se burlaría por los espasmos de mi boca ni por el balanceo de mi
cuerpo. Sigo luchando para adaptar lo que soy con lo que este cuerpo es.
Antes de que
te alejes, por favor, escucha esto: Antes de tomar este cuerpo estuve en un
acuario de Jardin des Plante, de La Menágerie, que está en París. Allí observé por varios días a un
axolotl en particular porque me llamaba la atención. Uno de esos días, de un
momento a otro, me desconocí de mi cuerpo y estuve en el cuerpo del axolotl. No
quiero detallar más cosas para no perder el tiempo, pero debes saber que me
basta mirar fijamente a los ojos de otros animales, incluso personas, para
apoderarme de su cuerpo. No te preocupes, ves que no puedo controlar aún mis
ojos; la función del órgano visual de los axolotl son distintos.
¿Cómo inició?
Creo que inició con la pieza que encontré en la calle Carlota, cuando regresaba
del trabajo. Tenía muchos problemas económicos en casa, pero
yo era el sustento de la familia y no podía rendirme. Además, me había
prometido enviar al conservatorio a mi hermana Grete. En fin, ya en mi cuarto,
miré la pieza. Era un metal que pudo ser una moneda antigua. Tenía una
inscripción que, al parecer, descifré y, después de eso, caí en profundo sueño.
Cuando desperté estaba convertido en un insecto grande. Asustado, traté de
levantarme, pero me fue complicado…
Es una
historia triste, pude haber muerto como un inseto si no fuera porque una madrugada, cuando agonizaba,
contemplé una mosca que lamía el piso asqueroso de mi cuarto. Mi única pupila
que le daba debió calar en su alma. Cuando el piso se estremeció, mi reacción
fue una automática respuesta: volé. Desde ese entonces la carga de
mis vivencias se transportan conmigo. Luego, de ser una mosca, he sido…
-Señor
Cortázar – Gritó el doctor-, no deje que su hijo se junte con estos locos.
-Ven aquí
Julio. –Dijo el padre.
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