Blanca Varela nos ofrece un poemario
con sus particularidades íntimos, pero con una influencia -quizá es mi
percepción- en sentimiento al modo de expresión al César Vallejo de los
primeros poemarios, Heraldos negros y Trilce. El siguiente extracto corresponde
al poema Hojas de ébano, del poemario Heraldos negros.
Están todas las puertas muy
ancianas,
y se hastía en su habano carcomido
una insomne piedad de mil ojeras.
Yo las dejé lozanas;
y hoy ya las telarañas han zurcido
hasta en el corazón de sus maderas,
coágulos de sombra oliendo a olvido.
La del camino, el día
que me miró llegar, trémula y triste,
mientras que sus dos brazos entreabría,
chilló como en un llanto de alegría.
y se hastía en su habano carcomido
una insomne piedad de mil ojeras.
Yo las dejé lozanas;
y hoy ya las telarañas han zurcido
hasta en el corazón de sus maderas,
coágulos de sombra oliendo a olvido.
La del camino, el día
que me miró llegar, trémula y triste,
mientras que sus dos brazos entreabría,
chilló como en un llanto de alegría.
Tal cual César Vallejo cuando ofrece un
ambiente oscuro, en el poema Los pasos, en la segunda estrofa, expresa una
remembranza de la niñez con los detalles tiernos, pero sombríos a la vez.
Cuando niño di muchos,
aquellos cuentan hasta morir,
los más puros y crueles.
Aquel hacia la mariposa o hacia el gato
que murió al poco tiempo,
o aquel hacia la madre,
para llorar sobre su oscura falda sin olores,
sobre su vientre que amo todavía como mi casa,
pecera, nido sombrío y fresco.
Hay otros. Cada uno de ellos da dolor,
de sed aquel que lleva al agua
y el del amor es hueco, desdentado,
alimento pesado que me arroja en el más negro llanto,
en extrañas posturas de mono,
riendo de los dientes afuera
con la risa como una flor carnívora.
Pero todos los pasos
juntos, amándose y matándose,
suman, son un hombre que camina,
un peligroso instrumento contra la paz.
aquellos cuentan hasta morir,
los más puros y crueles.
Aquel hacia la mariposa o hacia el gato
que murió al poco tiempo,
o aquel hacia la madre,
para llorar sobre su oscura falda sin olores,
sobre su vientre que amo todavía como mi casa,
pecera, nido sombrío y fresco.
Hay otros. Cada uno de ellos da dolor,
de sed aquel que lleva al agua
y el del amor es hueco, desdentado,
alimento pesado que me arroja en el más negro llanto,
en extrañas posturas de mono,
riendo de los dientes afuera
con la risa como una flor carnívora.
Pero todos los pasos
juntos, amándose y matándose,
suman, son un hombre que camina,
un peligroso instrumento contra la paz.
El análisis de sus pasos, la
vivencia que tuvo, no lo llena de un ambiente festivo, por el contrario, a los
elementos los describe grises e hirientes. Por ejemplo, cuando habla de la
mariposa y del gato, agrega a este último el suceso mortal; cuando habla de su
madre, la viste de una falda oscura y añade "pecera, nido sombrío y
fresco".
Como se aprecia, Varela no tiene un
vocabulario de modo que complique el entendimiento de lo que desea expresar;
sin embargo, ofrece imágenes que representan constantes contradicciones. En el
primer verso encontramos la primera contradicción, habla, como diría Gonzales
Prada, desde los que pisan el umbral de la vida hasta los que se acercan a las
puertas del sepulcro, cuando se hace referencia al niño y a la muerte. Aunque
resulte muy lejana la contradicción, en el tercer verso se puede apreciar otro
similar cuando describe a los pasos como puros y crueles. Otra paradoja,
recurso retórico variante de la antítesis, se encuentran muy marcado en el
verso dieciocho, "amándose y matándose".
Se ha ofrecido las estrofas de César
Vallejo y de Blanca Varela, no para realizar una comparación valorativa, sino,
para mostrar las particularidades que se pueden hallar y la influencia del
poeta en Varela. Ambas estrofas corresponden al primer poemario de cada uno de
ellos y lo estético es el modo único de describir sus sentimientos y recuerdos.
La recurrencia léxica se lo atribuyo
a influencia de César Vallejo, en especial al de Heraldos negros pues los
versos son íntimos, pero a la vez guardan un sentido humanístico, con un tono
trágico-nostálgico y tierno al mismo tiempo; a la filosofía existencialista del
momento, que recurren en cuestiones en torno al ser, entorno al arrojo del
hombre al mundo y entorno a la muerte, teniendo como referente a Jean Paul
Sartre y sus allegados más próximos, y el círculo literario de su tiempo, pues,
se recuerda que el contexto es posterior a la segunda guerra mundial y la
propagación de información es más intensa, de este modo los intelectuales se
reúnen y las conversaciones giran sobre los temas filosóficos, ideológicos y
sociales. Al ser el primer poemario, se percibe un léxico inicial de las influencias
mencionadas y es así que se perciben a lo largo de la producción Ese puerto
existe de Blanca Varela.
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Autor: Villanueva Amaya Edwin
Referencia informativa
Varela, B. (2017) Canto villano. Poesía reunida 1949-1994. Lima: Fondo de Cultura Económica del Perú
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