El fin de mi mundo
-Me recomendaron el Alquimista. -Yo te puedo prestar un libro. ¿Lo leerás? -Claro -Respondí. Él sacó un libro de su mochila. Era un librito algo gordo que se veía muy usado, pero a la vez bien conservado. -Toma -Me dio el libro. Era el autor prohibido del colegio. Recordé que mi tutor hizo un comentario de ese autor: "Nietzsche ha muerto. Atentamente, Dios"- Cuando lo termines de leer me lo devuelves. -No te preocupes. -Hice un ademán de agradecimiento. -Voy a estar abajo apoyando a los muchachos. Nos vemos. -Ah, ya. Cuídate, compañero. Se fue corriendo con mucha prisa y yo me quedé sentado en la carpeta con el libro en la mano. Leí el título: "Humano, demasiado humano". No tenía ganas de leer, de hecho, no tenía ganas ni de respirar. Ella se había ido de nuevo y esta vez era para siempre. No la volvería a ver, no la volvería a escuchar. Nos sentamos en la banqueta del bulevar de Ventanilla. Estaba hermosa. Su vestido negro con detalles dorados, el