Adolfo Vienrinch, es uno de los escritores que tomó como tarea la valorización del quechua y del mundo andino de la ciudad de Tarma cuando a inicios del siglo XX había una total indiferencia e, incluso, una visión despectiva de la lengua quechua y, ante esto, en el país se inició los primeros esfuerzos de valorización desde las distintas disciplinas académicas. Este escritor que funda la revista Azucenas quechuas donde, entre sus publicaciones, se encuentra las fábulas escritas en quechua y en español con el fin de mostrar al lector la lengua con la cual los tarmeños se expresan día a día. Pero surge una duda que es digna de revisión ¿con el paralelismo bilingüe se puede valorizar una lengua? Algunas propuestas afirman que se puede prescindir de la lengua quechua y que el uso de la glosa utilizada para enseñar el significado de los términos no guarda relación directa con la fábula, una muestra más que lo que se valoriza en realidad es la cultura andina. Ante estos alegatos, a continuación, se defiende la posición de que Vienrinch, a través de las fábulas, difunde y valoriza el quechua.
La presentación bilingüe de las fábulas en quechua y en español ofrece al lector una muestra de las características de una cultura, de este modo, se utiliza a la literatura para dar a conocer vivencias del mundo andino y presentar tanto sus angustias y temores como sus alegrías y anhelos. Sin embargo, se tiende a pensar que esta presentación bilingüe de la fábula no garantiza que el lector pueda reconocer una culturalidad y, así, dar una valorización a lo andino, puesto que, la lengua es una tecnología más del hombre. En otras palabras, el lenguaje es una herramienta para manifestar los sentimientos y deseos de un momento determinado, pero la lengua, como conjunto de signos convencionales escritos de manera secuencial, no es capaz de mostrar rasgos culturales. El lector ve un conjunto de grafías en la redacción quechua, pero prescindirá de esta y tomará la fábula en español por lo que es, una fábula con elementos de los andes. Esto devela que lo que se valora realmente es la cultura, pero esto no incluye a la lengua.
Pero en la muestra paralela de las fábulas, el lector puede observar la composición de sus textos e identificar la estructuración del pensamiento, de un grupo humano en específico (Van Dijk, 1978). A saber, una vez que se demuestra la particularidad lingüística del hombre andino, su forma de expresión a través del quechua es reconocido. Por ejemplo, una característica es que las voces quechuas nacen de los ruidos naturales, como los sonidos del viento, el correr del agua, el trinar de las aves, entre otros. Además, aunque es verdad que el lenguaje como acto creador es individual, no hay que olvidar que, sobre todo, es una construcción social. La adquisición del lenguaje es a través de una transmisión de devela el sentir y el pensar de una comunidad. Así, un punto que no tienen en cuenta es que, “en la construcción de identidad, la lengua es un conducto semiótico entre varios” (Howard, 2007, p. 58).
También, Adolfo Vienrich utiliza la glosa para enseñar palabras quechua, de este modo, acerca al lector al mundo andino, lo invita a pensar en quechua. En la explicación de las palabras se puede realizar una aproximación semántica e inferir el texto. Por ejemplo, la palabra uchucachi (uchu=ají, cachi=sal) es mantenido en quechua durante la narración para, luego, mostrar significado en la glosa y, por acto inferencial, por su relación semántica, se identifique la agresividad mortal del perro. Si atendemos a la relación, esta también la encontramos en el cuento “El caballero Carmelo”, donde el gallo que da muerte al protagonista tiene por nombre “Ajiseco”. Ya sea intencional la relación semántica que aquí se propone, lo cierto es que cumple una función didáctica que valoriza el idioma.
También, Adolfo Vienrich utiliza la glosa para enseñar palabras quechua, de este modo, acerca al lector al mundo andino, lo invita a pensar en quechua. En la explicación de las palabras se puede realizar una aproximación semántica e inferir el texto. Por ejemplo, la palabra uchucachi (uchu=ají, cachi=sal) es mantenido en quechua durante la narración para, luego, mostrar significado en la glosa y, por acto inferencial, por su relación semántica, se identifique la agresividad mortal del perro. Si atendemos a la relación, esta también la encontramos en el cuento “El caballero Carmelo”, donde el gallo que da muerte al protagonista tiene por nombre “Ajiseco”. Ya sea intencional la relación semántica que aquí se propone, lo cierto es que cumple una función didáctica que valoriza el idioma.
A pesar de esto, se puede decir que su uso solo muestra la irrelevancia del quechua, pues se sigue pensando en español. Ya que el significado que ofrece la glosa no tiene relación directa con la fábula, en el trabajo interpretativo, el lector de habla hispana no puede pensar como lo hace un quechua-hablante, no sale de su etnocentrismo. Es por esta razón es que funciona muy bien la relación que se propone con el término "ají" y la agresividad del animal. No obstante, el hecho de que dos lenguas compartan rasgos semánticos, no quiere decir que una de ellas está descalificada para representar una cultura, o que esta sea prescindible. La lengua quechua exige que sea estudiada para ser conservada como registro histórico de una comunidad, cuya particularidad se expresa en su sistema tanto gráfico como semiótico, y, sobre todo, para ser un dispositivo que una a las comunidades. En este sentido, la relación semántica que comparten, y que es revelada, es producto de la glosa mostrada por el literato eb sus fábulas.
Adolfo Vienrich valoriza el quechua a través de sus fábulas pues ofrece al lector, no solo los elementos naturales que componen su entorno y sus sentimientos, miedos y deseos; sino que brinda, a través de la muestra de la narración en quechua, una particularidad de su lenguaje. Además, la enseñanza del vocabulario por medio de la glosa nos acerca a la semántica quechua. Estos puntos son esfuerzos del escritor que propiciaron el reconocimiento del quechua como idioma décadas posteriores.
Referencias informativas
Howard, R. 2007. Capítulo IV. Vivir la diversidad lingüística: subjetividades multilingües en los Andes. In Por los linderos de la lengua: Ideologías lingüísticas en los Andes. Institut français d’études andines. doi:10.4000/books.ifea.5284
Van Dijk (1978). La ciencia del texto. Barcelona: Paidós.
Vienrich, A. D. (1959). Azucenas quechuas. Consejo Provincial de Tarma.
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