Introducción
El presente informe trata del
análisis de la novela El viejo saurio se retira, cuyo autor es Miguel
Gutiérrez, escritor peruano. La palabra del título “saurio”, el cual se nombra
solamente dos veces[1],
hace referencia a Piura, ciudad natal del autor, cuyos cambios se muestran, de
manera silenciosa, a lo largo de la composición.
La historia de esta obra gira en torno a
cuatro amigos que los une la memoria de Pavudo Saldaña, un alumno que tenía
toda la destreza, habilidad y “la pepa” que cualquier escolero desearía, cuya
muerte desconcierta a todos sus compañeros de clase, sobre todo a ellos. El
manejo de la narrativa y redacción que utiliza el autor resulta interesante para
el análisis, análisis que se desarrolla a continuación.
En este informe se tratarán los
puntos narratológicos: anacronías (analepsis y prolexis), modo (perspectiva y
focalización), duración (elipsis y sumario), voz, narradores (heterodiegético,
homodiegético y autodiegético) y los niveles narratológicos (intradiegético,
metadiegético y extradiegético).
Anacronías
Analepsis. En la novela “El viejo saurio se
retira”, se encuentra colmado de restrospectivas sobre todo para memorar la heroica imagen del
Pavudo Saldaña. Muestra de ello se aprecia en resumen biográfico que se cuenta
él[2],
que corresponde a una analepsis exterior al relato interno. En
este relato, se cuenta de manera extendida la vida del Pavudo Saldaña, ya que
antes se le hacía mención dándonos una idea general de sus hazañas. La posición
de este fragmento es de función aclarativa, puesto que, el relato posterior es
el sermón de Gaspercha, el sacerdote consejero del colegio, que tomaría a
Saldaña como ejemplo para la reflexión sobre la muerte, el juicio, el infierno[3]
y la gloria: las cuatro postrimerías.
Prolepsis. La particularidad de esta obra es
la focalización narrativa de cada personaje. Ello hace que se vaya revelando
sucesos, o haciendo alusiones al porvenir, que compondrán la historia. La
novela inicia con la salida del colegio que hizo Rodolfo, no sin antes escuchar
parte el discurso del padre. Las últimas palabras que escuchó del sacerdote
fueron sobre la duración del infierno, palabras a las que se le haría mención
como parte del sermón narrado posteriormente[4].
Modo
Perspectiva. Para la perspectiva, el autor
utiliza el lenguaje popular y grotesco que caracteriza a los jóvenes
personajes. Para ejemplificar esto, se presenta el siguiente fragmento:
“La alegría que había experimentado
al entrar al Reina, luego de escaparse del colegio, se le había pasado y,
ahora, entre las calles titubeantes Paco se sentía como si siguiera dentro del
confesionario, condenado a escuchar por siempre los pecados de la ciudad;
cojudeces que se meten en la cabeza; sin duda, la culpa la tenía el borrachoso
de Rodolfo; Mr Rodolf, qué tal huevón”[5].
La toma de esta perspectiva juvenil es un
recurso del autor no solo para contextualizar al lector en la historia, sino
que, además, lo involucra con el personaje. Aunque le quita matíz a ese relato,
resulta interesante porque no es una constante en toda la novela, basta
recorrer el extracto en el que se recuerda momentos de la vida del sacerdote
Gaspercha.
Focalización. Como ya se mencionó, la focalización
es un recurso que se brinda en la mayor parte de la obra. Como ejemplo de
focalización, focalización interna múltiple, se muestra los distintos
puntos de vista (Rodolfo, cuando se dirige al baño y Muelita, cuando recuerda a
su hermano Lucho intentado ser salvado por Saldaña[6])
del momento del discurso del padre Gaspercha. Este punto narratológico crea una
imagen de dos momentos de la historia: uno que antecede al sermón del sacerdote
y otro posterior, en el bar Reina.
Duración
Elipsis. Una elipsis, elipsis implícita,
curiosa de esta historia se encuentra en la reunión que tuvo lugar en el bar,
en el momento en que se encontraba Chopipo, Rodolfo y Paco, quien había
regresado de su casa con dinero para el trago. Paco, mientras trataba de
contarle a Rodolfo la vez que se desmayó, se quedó dormido de la borrachera y
cuando despertó, preguntó por la falta de ropa, por la presencia de Muelita y
por “los actos de purificación” realizados[7].
El uso de esta elipsis que se presenta no funciona mediante un mediador, sino
que utiliza puntos suspensivos. El cambio abrupto de la conversación completa
la idea de la elipsis. Este cambio abrupto cobra sentido cuando se une al
relato anteriormente presentado por el autor[8].
Sumario.
Por el mismo modo de contar la historia, el sumario es recurrente. Lo
observamos cuando se evoca escenas, por ejemplo, de la pelea de Pavudo Saldaña.
Un ejemplo de sumario es el relato que narra la noche, anterior al sermón de
Gaspercha, en que Muelita tiene coito con Blanca, su tía[9].
Este mismo relato es dado a conocer, ahora, desde el punto de vista de Blanca,
de manera más detallada cuando ella le pide que se quede una noche más y por
última vez, pero él se niega porque le ha afectado discurso del padre[10].
Voz: Nivel Narrativo
Nivel Extradiegético. En este nivel se encuentra el
narrador heterodiegético.
Nivel Metadiegético. En este nivel se encuentra, por
ejemplo, la historia contada por Gaspercha en su sermón sobre un criado que
desea escapar de la muerte y en su huida termina por concluir con su destino,
muriendo en Samarkanda[11].
Nivel Intradiegético. En este nivel se encuentra la historia
de los jóvenes quienes prometieron no confesarse ni comulgar, pero después del
discurso del sacerdote algunos de ellos no lo cumplieron.
Voz: Persona
Heterodiegético. Este narrador es el que más abunda
en toda la obra. El extracto que representa mejor este narrador se encuentra
entre las páginas diez y quince.
Homodiegético. En un nivel intradiegético, podemos
encontrar este tipo de narrador, por ejemplo, en la voz de Cantarito, amigo
íntimo de Saldaña, cuando cuenta a Muelita que vio al Pavudo provocando a Pijas
Arteaga día antes del match de fulbito[12].
Autodiegético. Este tipo de narrador se encuentra
de manera más notoria es el fragmento en que Blanca pide a Muelitas que pase la
noche con ella[13].
Bibliografía
·
Genette, G. (1989) Figuras III. Barcelona: Lumen
·
Gutierrez, M. (1969) El viejo saurio se retira. Lima: Milla
Batres
[1] p. 52 y p.153. En ambas menciones, el primero por Gaspercha y el
segundo por el narrador, se trata de ofrecer la imagen de transición de un
lugar polvoriento por el de la urbanización de la ciudad.
[2] p.58
[3] p.46 En la conversación con el padre Inspector, Gaspercha le comenta
que su sermón del día siguiente tratará sobre el infierno.
[4] “Por último se refirió al infierno, y describiendo sus horrores, los
increíbles castigos que sufriría el compañero muerto si en caso no se
arrepintió de sus pecados, castigos terribles que afectaban todos los sentidos,
castigos terribles que no durarían mil, dos mil, cien mil años sino lo que
durara la eternidad” p.82
[5] p.115
[6] p.21
[7] p.149
[8] p.136
[9] p.22
[10] p. 157
[11] p.22
[12] p.131
[13] p.157 y p.173
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