La tesis más conocida por la escuela filosófica existencialista, realizada por su máximo representante Sartre, es: “La existencia precede a la esencia”, y es de esta que se puede desprender, como una consecuencia, otras afirmaciones dignas de un análisis y comparación con la actitud de Castel frente a su existencia.
Es necesario aclarar que la tesis del existencialismo invita a meditar que la circunstancia en las que se encuentra el hombre es a causa de sus acciones y no por parte de un ente superior que lo ha predispuesto todo. Sin embargo, el personaje principal de la obra El túnel, observa con una visión pesimista de la vida que tuvo, afirmando que en su recuerdo no hay gratos momentos, sino, una posible sucesión de circunstancias que se va agravando hacia su pasado más remoto:
“Casi podría decir que "todo tiempo pasado fue peor", si no fuera porque el presente me parece tan horrible como el pasado”.
Las palabras muestran que Castel no lucha para cambiar sus circunstancias actuales dándole una perspectiva más positiva. Sábato invita a la reflexión sobre las consecuencias de no poder realizar una construcción autentica de nuestra personalidad, para una saludable convivencia con otros y consigo mismo, y no excusándose de un pasado condicionado. De este modo se muestra implícitamente una de las ideas del existencialismo que es la que se resume en esta frase: “Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”.
Una muestra de desencanto por el presente es sin duda un indicador de que hay una espera pasiva a la muerte, la espera voluntaria del fin de la vida. Este modo de llevar los días da por hecho un vacío de esperanzas, deseos y anhelos, dando pase a la falta de sentido de la vida. Como no puede ser de otro modo, esa pérdida de gusto por la vida deriva en el cuestionamiento de otras personas. El valor de la gente se vuelve nulo o minúsculo, y tiende a ser motivo de compasión o desprecio. Dice Juan Pablo:
“Generalmente, esa sensación de estar solo en el mundo aparece mezclada a un orgulloso sentimiento de superioridad: desprecio a los hombres, los veo sucios, feos, incapaces, ávidos, groseros, mezquinos; mi soledad no me asusta, es casi olímpica. Pero en aquel momento, como en otros semejantes, me encontraba solo como consecuencia de mis peores atributos, de mis bajas acciones. En esos casos siento que el mundo es despreciable, pero comprendo que yo también formo parte de él; en esos instantes me invade una furia de aniquilación, me dejo acariciar por la tentación del suicidio, me emborracho, busco a las prostitutas. Y siento cierta satisfacción en probar mi propia bajeza y en verificar que no soy mejor que los sucios monstruos que me rodean”.
Existe en el hombre, que se ha desorientado de los propósitos de su vida, una tendencia a creer, incrédulamente, que existe una dualidad de su persona. Esto es una respuesta al miedo, a la nada, una desesperada búsqueda de un motivo para vivir. El personaje principal había encontrado un rasgo de su personalidad en otra persona (María Ibarne) y se aferró a ella, intentó apoderarse de ese algo que creía que le pertenecía y que necesitaba. La deseaba y sin ella tendría que realizar una búsqueda o tendría que esperar la muerte.
“Volví a casa en un estado de profunda depresión, pero no por eso dejé de ordenar y clasificar las ideas, pues sentí que era necesario pensar con claridad si no quería perder para siempre a la única persona que evidentemente había comprendido mi pintura”.
Esa condición que describe Sábato es un recurrente en la literatura de ese tiempo, solo basta mencionar la trama de la obra de Hermann Hesse, El lobo estepario, en la cual se extiende todo este drama en el personaje de Harry Heller. La plena conciencia de que el hombre es unas veces un hombre bueno, pero esa bondad es sinónimo de debilidad. Ese pensamiento conlleva a encontrarse en constante defensa.
¡Cuántas veces esta maldita división de mi conciencia ha sido la culpable de hechos atroces! Mientras una parte me lleva a tomar una hermosa actitud, la otra denuncia el fraude, la hipocresía y la falsa generosidad; mientras una me lleva a insultar a un ser humano, la otra se conduele de él y me acusa a mí mismo de lo que denuncio en los otros; mientras una me hace ver la belleza del mundo, la otra me señala su fealdad y la ridiculez de todo sentimiento de felicidad.
La visión del hombre inseguro, temeroso, desorientado y preocupado es el que nos ofrece Ernesto Sábato en esta obra en el personaje de Pablo Castel. Pero no solo debe apuntar nuestra vista en él, sino que en el conjunto de personajes pues todos son una queja de la visión de la humanidad del autor.
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Autor: Villanueva Amaya Edwin
Referencia Informativa:
Sábato, E. (2011) El túnel. Madrid: Cátedra
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Autor: Villanueva Amaya Edwin
Referencia Informativa:
Sábato, E. (2011) El túnel. Madrid: Cátedra
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