Recuerdo, niña, tu sonrisa traviesa,
me es inevitable.
Pero hay otro que me eleva con su tibieza
por lo agradable,
es aquel paseo donde se enlazaron nuestros dedos
y con nuestras miradas se tocaron nuestras palmas.
Son esos momentos donde se unían nuestras almas
y en esa inocencia no necesitamos de los besos.
Si nos vieran como hace tantos veranos
y dijeran que no ha cambiado nuestra amistad,
sé que sonreiría nervioso porque, en verdad,
yo no solo sé tus manos.
Lo siento, te lo había comentado,
seremos parte del recuerdo en el presente.
Princesa, no podré dejar de lado
a tu ayer, viéndote ahora con "algo" ausente.
Lo que dí, hoy no solo doy;
Quien fui, hoy no solo soy.
No soy un fénix cuando en tus relatos me moría,
soy un intruso que puede evocar su memoria.
No busques solo pasado en los humanos.
Trátame como a los demás,
aunque de ti siempre querré más
porque yo no solo sé tus manos.
Tengo nuevos pensamientos,
ya te he dicho que me he vuelto más estúpido:
separo ahora los sentimientos
de las acciones que produzcan las emociones o cupido.
Y es de este modo que voy por la vida:
alegre, triste; apasionado, indiferente...;
riendo o llorando, según el corazón pida;
o anonadado, ante los sentimientos inerte.
Astrid, somos seres circunstanciales,
esporádicamente seremos especiales.
pero permite que nos veamos hasta ancianos,
porque recuerda que yo no solo sé tus manos.
Que nuestro secreto el silencio lo perdure,
pero no llames pasado,
a aquello que no se ha olvidado.
pues será eterno mientras en un presente dure.
Prívame, si gustas de tus labios,
de tus ojos brillando al amanecer,
que yo sabré amarte, como los sabios
aman al conocimiento, sin sensual placer.
No me trates como aquel sujeto
que tiene por corazón un inerte objeto.
Muchas cosas tuyas no me son arcanos,
entiéndeme, yo no solo sé tus manos.
En mí está tu espacio.
Migra hacia donde la naturaleza de tu alma pueda confortarte
y ten un vuelo despacio,
porque, aunque tardes, está claro que no podré olvidarte.
Y si sientes que en mí hallas turbaciones,
un resabio del que prefieres liberarte,
no dudes en tener que alejarte:
que mi sentir no forme parte de tus confusiones.
Ya no hagas intentos vanos
si no me olvidas ni un día.
En tu seno permite mi estadía,
te lo pido yo, yo que no solo sé tus manos.
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