viernes, 22 de febrero de 2019

González Prada y su legado en el siglo XX.

Una imagen que no puede estar menos plagado de controversias. Mucha risa no puede sugerir, no tiene la intención de la gracia; sino una demostración de la influencia del Maestro Manuel González Prada a tres grandes literatos peruanos que captaron sus ideas revolucionarias, que son: Abraham Valdelomar, César Vallejo y José María Arguedas.

Antes del inicio la Guerra del Pacífico (1879), Ricardo Palma ya había realizado la publicación de cuatro series de su obra magna "Tradiciones". A saber, sus tradiciones son un conjunto de relatos y crónicas en los cuales se pretende contar características particulares y otros datos para perpetuarlos y revalorarlos como identidad peruana. Las Tradiciones muestran una añoranza a las actividades y anécdotas históricas con el fin de presentar el legado patrio, en especial, el limeño. De este modo, la grandeza del Perú se encontraba íntimamente ligado con el pasado, el orgullo del peruano tenía ese sabor peruano-español que no terminaba de encontrar su punto equilibrado. 

Luego de dicha guerra, el Perú se encontró con la misión de reestructurarse, pero los ánimos de los peruanos no podía ser más triste. En tiempos de penuria, se necesitó de la palabra ruda de un padre para entrar en razón y del carisma que acelere los latidos de corazones propensos a entregarse en pena a la inercia, a la resignación. Para ello, Manuel González Prada, como presidente del Círculo Literario, expone las debilidades del Perú desgregado y enfatiza en la importancia de la educación ("Trecientos años ha que el indio rastrea las capas inferiores de la civilización, siendo un híbrido con los vicios del bárbaro y sin las virtudes del europeo: enseñadle a leer y a escribir, y veréis si en un cuarto de siglo se levanta o no a la dignidad de hombre"). Además, exhorta a los jóvenes a ser el motor del cambio con el desarrollo de las ciencias ("Si la ignorancia de los gobernantes y la servidumbre de los gobernados fueron nuestros vencedores, acudamos a la ciencia, ese redentor que nos enseña a suavizar la tiranía de la naturaleza, adoremos la Libertad, esa madre engendradora de hombres fuertes".). 

Es verdad que González Prada apela al revanchismo, actitud que hoy debe ser superada, como chispa para excitar la rebeldía juvenil, para encender el motor que sostenga el trabajo que logre la unión y del desarrollo nacional; pero como mensaje principal es la renovación del pensamiento, la renuncia al romanticismo de un pasado que no ha fortalecido ni ha servido de base para los nuevos tiempos. Es en este punto donde "El sibarita" cobra un papel fundamental, señala el horizonte para aquellos que hayan guardado su palabra y deseen laborar para la nueva gloria del Perú. 

Un grupo de jóvenes organizados escucha el llamado y reconoce como líder al gran orador, "Al apóstol de la muerte". De este, toma su Discurso en el Palacio de la Exposición cuando expresa: "Para pensar y escribir libremente, para acometer empresas fecundas, se necesita aprovechar el fugitivo entusiasmo de la edad en el que el músculo vigor y el cerebro lucidez", y, así, renuncian a la contemplación del pasado para ser la contradicción que colmará de frutos a la literatura. Bajo el nombre de "Colónida", esta revista, liderada por Abraham Valdelomar, ofrecerá la resistencia al continuismo estético y al cuestionamiento a los modelos establecidos. José Carlos Mariátegui escribe, en su obra "7 ensayos de interpretación de la realidad peruana", sobre los Colónidos: "Cumplieron una función renovadora. Sacudieron la literatura nacional. La denunciaron como una vulgar rapsodia de la más mediocre literatura española". Esta revista, aunque de corta duración (seis números), es megáfono que hace escuchar a nuevos representantes de la literatura. En fin, aunque la revista Colónida no tiene la lucha uniforme contra lo que pregona, "El Dandy" muestra una evolución en sus composiciones y se alinea con el pensamiento de unificación nacional en la literatura. Su producción busca representar la vida cotidiana y los sentimientos de humildad. Luego de la disolución del grupo Colónida, Valdelomar toma contacto con César Vallejo en la revista "Nuestra Época", que era más de corte político que literario

"El Cholo" simpatiza con el pensamiento del autor "Pájinas libres". Narra, en su artículo "Con Manuel González Pada", una de sus interacciones donde le expresa su visión de la literatura, dice: En literatura los defectos de la técnica, las incongruencias en la manera, no tiene importancia. (...) 

De sus conversaciones con Valdelomar, "El Cholo" adquirirá el pensamiento de renacimiento


 La admiración de Vallejo por "El conde de Lemos" se encuentra plasmado con sus propias letras: El cuentista más autóctono de Ámerica, el nombre más sonoro de la última década de la literatura peruana", dirá por el fallecimiento de este. 

martes, 19 de febrero de 2019

Préstamos de dinero - Creepypasta

Durante la toma de la Universidad Nacional Federico Villarreal tuve cerca de un mes de descanso, pero no lo "invertí" en cuestiones académicas (ya saben: investigación, lectura, trabajos, etc.) Es más, ni siquiera estaba al pendiente de lo que ocurría (no me gusta estar involucrado en política universitaria). Sin embargo, hice presencia, pues un amigo me invitó a leer poesía en uno de los eventos fuera del local central.
Clic en la imagen para escuchar el relato
Clic en la imagen para escuchar la historia
Estuve ahí un buen rato parado, después de mi presentación, cerca de unos muchachos a los cuales no recuerdo haberlos visto dentro de la universidad, y por lo que escuché, dudo mucho que pertenezcan. Trataban de hablar en voz baja, con un sospechoso disimulo, pero no podían pues, con la bulla del evento, tenían que, necesariamente, alzar la voz. Logré oír que describían a uno de los presentes y cosas como: "se lo prestaron fácil", "está pedido sus órganos", entre otras cosas. Fui a mi casa pensando en lo que dijeron, pero después no le di importancia a la relación de las frases.
Unos días más tarde, me dijeron por una red social que un villarrealino había resultado herido en el rostro en la marcha organizada por los mismos universitarios, pero la noticia aún no salía en la televisión (sabía que, aunque salga en la tv, no le daría mucha cobertura a lo que pase con la "villa"). Yo quería saber más de lo que por el momento sabía; así que, me dispuse a escribir en la "web": "estudiante de Villarreal perdigón en la cara"; sorpresivamente, salió en la autobusqueda: "estudiante de Villarreal perdido". En un "flashback", causado por la respuesta del buscador, visualicé la imagen del momento en el que esos muchachos se expresaban aniquilantemente en el evento y, sin pensarlo dos veces, pinché el enlace.
Mientras leía el artículo, me di cuenta de que no se trataba de una noticia actual, busque la fecha, pero no la encontré. Esta noticia informaba de un muchacho desaparecido, en el cual los padres acusaban a la enamorada de complicidad alegando un secuestro. El padre dijo que el "desaparecido" había conseguido un trabajo donde ganaba dinero que, sospechosamente, le alcanzaba como para no incomodarlos económicamente y sin perjudicarse en los estudios; así de poco era el tiempo del trabajo, que parecía que no trabajaba. A demás, el dinero que necesitaba su enamorada (dinero que con anterioridad le había pedido) ya no tenía porque prestárselo. Luego de que se retomaran las clases, le conté a un compañero de confianza sobre esta noticia y él me dijo que algo así escuchó del caso, pero no tenía más información.
Cuando terminó el ciclo, para celebrar el haber aprobado todos los cursos, fui con ese compañero y con su amigo a un bar que queda a la vuelta de la universidad. Después de varios tragos, su amigo le entrega a mi compañero dos hojas pequeñas y le dice: "Por esta mierda casi me pesan el riñón" - le preguntó mi compañero el por qué, mientras escribía algo en la hoja entregada - "porque unos huevones me prestaron plata, pero ya lo cancelé", respondió. Tomó un trago, luego de un largo silencio se levantó de su asiento y quiso irse a su casa. Nos retiramos del lugar. Mientras caminábamos hasta el paradero, le conté a su amigo lo que escuché de los tipos que estaban en el evento y él me narró historias de varios muchachos desaparecidos, uno de ellos fue el de la noticia de internet. Cuando me dijo que este era del local central, recordé que, efectivamente, cuando era cachimbo habían anuncios sobre un muchacho con su fotografía pegado en todos los murales. 
Llegamos al paradero y el autobús de la línea cuarenta y uno, fue el primero en aparecer. Me despedí y, antes de abordar el bus, mi compañero me dio el papel que le había entregado su amigo. Ya sentado en la movilidad, vi que, el papel que me dio, era una pequeña publicidad y tenía impreso el mensaje: ¿Necesitas dinero? Si estudias y quieres trabajar, llama a este número. Al reverso del papel tenía escrito con lapicero: "En la universidad existen personas que invitan a otras, aprovechándose de su necesidad económica. Se les presta dinero y después se les dificulta el modo de pago, o se les paga por un trabajo: conseguir a alguien que se haga prestar el dinero. En ambos casos, si no cumples, ellos te buscan y te despojan de tus órganos para venderlos en el mercado negro. Sé que necesitas dinero, pero como tú me ayudas con los trabajos en la universidad, no quise involucrarte en esto, en cambio, mi amigo sí podía realizar el pago. Ya no indagues más del tema". Era la letra de mi compañero.

miércoles, 13 de febrero de 2019

Filosofía en la obra El túnel de Ernesto Sábato

  En la obra El túnel se puede encontrar valores y supuestos filosóficos. Sábato colma de filosofía dando predominancia a la escuela existencialista. Uno de los extractos es en la cual Juan Pablo realiza su monólogo, en el capítulo XXI, luego de arrepentirse de reprochar a María que estaba engañando a un ciego, hasta el punto de desear la muerte:

            “A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe que prefiere finalmente soportar su imperfección y dolor que causa su fealdad, antes de eliminar la fantasmagoría con un acto de propia voluntad. Y suele resultar, también, que cuando hemos llegado hasta ese borde de la desesperación que precede al suicidio, por haber agotado todo el inventario de lo que es malo y haber llegado al punto de que el mal es insuperable, cualquier elemento bueno, por pequeño que sea, termina por hacerse decisivo y nos aferramos a él como nos agarraríamos desesperadamente de cualquier hierba ante el peligro de rodar en un abismo”.

            Podría pensarse que el fragmento presentado correspondiese al absurdismo de Albert Camus, pero no hay que olvidar que esta supuesta filosofía es una derivación del pensamiento existencialista. De cualquier modo, quisiera presentar si es posible, por lo antes mencionado, algo que sí es más cercano al pensamiento de Camus. En el mismo capítulo XXI, Castel dice:

            “El suicidio seduce por su facilidad de aniquilación: en un segundo todo este absurdo universo se derrumba, como un  simulacro, como si la solidez de sus rascacielos, de sus acorazados, de sus tanques, de sus prisiones no fuera más que una fantasmagoría…”.

            Otro tema que se aborda es el pesimismo, cuyo representante máximo es Schopenhauer, no sin antes dejar en claro que este supuesto es cuestionado si es realmente una filosofía al igual que pasa con el absurdismo.  En todo caso, el pesimismo se identificó y analizó antes que el existencialismo. El ejemplo más claro se encuentra en el capítulo XI, El personaje principal confiesa:

            “Algunos hombres, algunas mujeres aisladas me fueron muy queridos, por otros sentí admiración (…), por otros tuve verdadera simpatía; por los chicos siempre tuve ternura y compasión (…); pero, en general, la humanidad me pareció siempre detestable”. 

            En el capítulo XVIII, María, cuando trata de dar explicaciones sobre la personalidad de Richard, afirma que existe en Castel rasgos de nihilismo. Antes de presentar el fragmento al cual aludo, se debe mencionar que el nihilismo no es una eliminación de valores; sino que es una transvaloración, el cuestionamiento de lo establecido, ya sean normas, sentimientos, roles, etc.

            |“(Richard) Era un hombre incapaz de crear nada, era destructivo, tenía una inteligencia mortal, era un nihilista. Algo así como tu parte negativa”.

            De la transvaloración a la cual aludo es una constante en toda la obra, las quejas de la valoración de los críticos de arte, la visión que tiene de los psicoanalistas, etc. Pero para identificar con más claridad el nihilismo de Juan Pablo se recurrirá al capítulo I, en la cual expresa su admiración hacia los criminales calificándolos de “inofensivos”:

“Pero la verdad es que no siempre lo más vergonzoso de la raza humana aparece allí; hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia, más inofensiva; esta afirmación no la hago porque yo mismo haya matado a un ser humano: es una honesta y profunda convicción”.

            En el análisis que se puede dar al personaje principal y a María, podemos encontrar un desencanto con la vida, una pérdida de sentido, un vacío que quería llenarlo con la presencia del uno con el otro sin poder manejar inteligentemente emociones (impulsividad sobre todo), y por ende, su relación. En consecuencia de ello, se puede apreciar una necesidad imperiosa de inculcar el respeto ya sea a otras personas como a uno mismo, saber darse su lugar. Para demostrarlo habrá que observar el siguiente diálogo:

“-¿Por qué no habla? –Le dije.
Sin dejar de mirar el árbol, contestó:
-No soy nadie. Usted es un gran artista. No sé para qué pueda necesitar.
Le grité brutalmente:
-¡Le digo que la necesito! ¿Me entiende?”.  

O esta respuesta que da María a Juan Pablo, en el capítulo XVIII:

“Dios mío, Dios mío. La muerte tampoco es mi tipo y no obstante muchas veces me atrae. Richard me atraía casi como me atrae la muerte o la nada. Pero creo que uno no debe entregarse pasivamente a esos sentimientos”.

De igual manera, en el capítulo XXIII, Castell le confiesa a la señora Allende:

“No escatimé detalle ni bajeza, como tampoco dejé de confesarle la tentación de suicidio”.

--------
Autor: Villanueva Amaya Edwin

Referencia Informativa:
Sábato, E. (2011) El túnel. Madrid: Cátedra


domingo, 10 de febrero de 2019

Confesión

Aunque crucen como estrellas fugaces las lágrimas hacia la infinita profundidad de mi pena, debo decirle la verdad. La perderé para siempre, pero la amo. 
He tratado de envolverme con su misterio, he profundizado en las metáforas de sus líneas, he perseguido su verdad sin éxito. No puedo decir que no le he dado su tiempo. ¿Cuánto tiempo podré fingir comprender algo que no cuadra en mi lógica? Aquí está ella, con su sonrisa presta al saludo, con la suavidad en sus labios y la amabilidad en su alma. Aquí está ella y yo ya no estoy en ningún lugar acercándome vacilante. 
"El amor no es egoísmo", me dijo mientras me compartía su pasaje bíblico favorito. Así, ¿cómo decirle que deseo para mí sus ojos fijos en los míos, pues los míos harán más de lo natural del amor? ¿Cómo decirle que deseo acariciar su vida cada día hasta mi muerte? ¿Por qué es este miedo de desaparecer para siempre de su vida? ¡Cómo no va a ser egoísmo! ¡Deseo para mí su vida más que algún diablo, para sí, su alma!
En su mente habita poesía pura, idealismo puro, y la poesía no es más que la belleza de la mentira. Sin embargo, la vida la ha elegido para declamar su poesía y por ser ella la he aceptado como verdad, pero ¿por cuánto tiempo? La duda siempre fue la respuesta.
Quisiera ser todo mente o todo corazón, solo uno de ellos. Serán eternos los segundos luego de la despedida. En mi voz me he escuchado cruzar el umbral del miedo al adiós y mi corazón a despertado a su locura golpeándose contra mi pecho.
Cómo quisiera orientar mi forma de ser hacia la de ella. Quisiera ser como su esencia cuando se carga de paz y abre su vida al mundo. Quisiera en mi boca esas palabras que con delicadeza utiliza al hablarle a su prójimo, para ser y sentir, también, tranquilidad. Quisiera sentir en mi rostro la misma ternura y alegría que irradia su rostro cuando ella eleva al cielo sus danzas y sus cánticos.
Pero, también quisiera que ella oriente un poco de su lógica hacia la mía. Que ella sepa cómo mi vista se abre espacio entre sus cabellos para quedarme a soñar en sus ojos, mientras sueña en sus lecturas con seres moralistas atemporales. Que sienta la magnitud del rezo fervoroso que le hago, cuando ella le reza a la nada. Que sepa que la pretendo como unidad de esencia y cuerpo cuando ella habla de una triada inexistente.
No pasará. No me aceptará. Yo no sé cuánto tiempo pasará sin que ella exclame su lamentos por la ideología que me hace pensar y actuar, y me deje en real infierno de su ausencia. ¡No es una renuncia, es decir la verdad por amor! ¿Quién pudiera responder si es tan grande mi pesar que ha nublado el ambiente de esta mañana dominical o simplemente es una premonición de la despedida definitiva? Me pesan las lágrimas en los parpados sin haber dicho ni una sola palabra.

-¿Te sientes bien? - le preguntó por segunda vez - No te preocupes, dímelo que yo sabré comprender.
De sus ojos, al buscar su mirada, una lágrima le rodó por su mejilla y dijo:
-Sabes, no soy la persona que tú crees que yo soy...