He terminado de leer esto y me pregunto: ¿estos son mis pensamientos o sigo en las palabras de este escrito? Necesito releer y ordenar lo leído. Nunca hubiera creído que me quedaría mirando mis pensamientos con una sonrisa de placer. No lo había visto antes de este modo. Es hermoso, hay muchos conocimientos agrupados, conformando un texto, impreso con letras humanas de una máquina fría, en una hoja algo amarilla con ciertas arrugas. Este autor (le hecho otra mirada)... ¡Maldición! He imaginado los colores y este autor ha corrido rápidamente las persianas dañándome la vista con un poco haz de luz. ¡Maldición! Mis brazos libres de grilletes, mi mente proclamando ilimitada creatividad y no soy sino una indispensable pieza más de un "juego", pero nunca ha divertido. Interesante manera de cuestionarnos sobre la libertad. No hablaré sobre la estética utilizada ni he de reparar en su tipología textual; he de saltar de una vez sobre la cuestión: Dónde soy realmente.
El texto inicia con Bauman mostrando la dinámica social en los centros comerciales: cómo en esos espacios nuestro comportamiento difiere de nuestros espacios de soledad, por ejemplo. ¿Quién nos dice cómo comportarnos en esos sitios? ¿Por qué nos avergüenza mostrarnos tal y cómo somos justo en esos sitios, donde se supone afluencia de personas que cuentan, si no con la misma cultura, con los mismos ideales de convivencia? Explica el fenómeno, pero no brinda soluciones. De todos modos, este punto me gustó bastante.
Luego conduce de forma abrupta a la necesidad de concretar términos indefinidos (desamor, infelicidad, dios, etc.) y, de ese modo, ofrecer soluciones. Si no se concreta, no nos entendemos, no nos ayudamos, no hay cómo cobrar. Sinceramente, me siento muy desconcertado por lo explicado. Soy el niño (como en el ejemplo ofrecido) al cual Vigotsky le dijo que separara las palabras de las cosas, que llamara vaca al perro solo para nombrarlo y no lo he podido hacer. El perro hubiese seguido siendo perro, aunque se le llamase vaca. Digo, ese animal hubiese conservado su forma aunque se le nombre como se le nombre. ¡Cómo no me pude dar cuenta! ¿Dónde estará el sabio que me diga qué es la felicidad? ¿Por qué espero que alguien me lo defina? Me remite e interpreto ahora sus reiteraciones en Sartre cuando citaba: "desconfiar de la literatura", se refería a las palabras. ¡Ah! Y no pasa por alto lo que aquí dice de Tomas Hobbes sobre la verdad y el lenguaje: donde no hay lenguaje, no hay verdad. Ahora caigo en cuenta en esa aritmética que presenta atribuido a Bunge: 24+1=1, esto funciona en el sistema para contar las horas del día. Aunque no son palabras, no es errado, solo se necesita un cambio de sistema para que tenga validez. ¿Habrá que inventar un sistema para que 2+2 sea igual a 5? Me pregunto, ¿A cuántos sistemas nos hemos sometido? Cuánta razón en este escrito, pero ¿hacia dónde nadar para salir de lo estructurado?
"Hasta el tiempo tiene su estructura", afirma. Aquí se presenta el lúdico tiempo probabilístico de Borges. Si el tiempo es eterno, hay probabilidades infinitas. El que redacta este texto puedo ser yo, pero no quita que en otro tiempo (muy lejano o muy cercano, da igual) pueda que sea leído por este otro yo u otro tú (cuando vuelva a leer este escrito). El universo se expandirá o se contraerá de manera precipitada, pero no descarta la posibilidad de un regreso tal cual, deja vú, reminiscencia u otro cambio (donde no escribí esta parte sobre la eternidad, para ejemplificar). Es como un hámster que cree desplazarse cuando, en realidad, solo corre sobre una noria. Por eso me gusta esa frase, la más poética del texto: "Mientras sigas siendo presente, seguirás siendo eterna". ¿Por qué no habrá puesto "serás infinita", ya que puede aparecer en otras formas? Bueno, dije que no hablaría sobre la poesía utilizada. Solo para mencionar, el autor expresa el aforismo 341 de "La Gaya ciencia", de Nietzsche, para proporcionar argumento sobre una eternidad cíclica. De este filósofo (al que consideraría poeta por lo bien que escribe) también agrega el mundo infinito que se puede obtener de aceptar infinitas interpretaciones (De hecho, con esto hila el lenguaje con la cuestión de infinitud y eternidad). Además, el autor muestra una disconformidad, con Borges, con la disociación del espacio y tiempo en los "börnir", estos objetos que pueden aparecer por duplicación de un objeto extraviado. El literato argentino no solo quiebra la unión de espacio y tiempo cual paradigma científico actual, sino que genera materia (y con él espacio) de la nada. Vuelve con la desconfianza en la literatura e hila perfectamente con el tema inicial.
Hasta el tiempo tiene su sistema, ya lo creo. Me deja nuevamente asombrado. Yo solo no puedo tener otro tiempo, yo solo no puedo salir del calendario solar para regresar al lunar u otro sistema, se necesita de una colectividad. No he de negar la distancia, no he de negar la forma, y solo no puedo negar un sistema de tiempo. Tiene razón cuando dice que el cuerpo se alargará, crecerá (distancia), tiene razón cuando dice que el rostro se arrugará (forma), pero se puede negar al sistema de tiempo. Me hace pensar en la edad de los que nacieron el 29 de febrero, ¿cuántos años tiene aquella persona? ¡Cuántos años tiene esa persona nacida en año bisiesto! No puedo creerlo, mis ojos barren el texto seleccionando lo esencial.
Mmm... Veo otro "Desconfiar de la literatura"... No es extenso, pero está bien entretejida las ideas. Aquí hay otra idea que me interesa: presenta a las personas como conjuntos de formas y fenómenos contrastables, pero impredecibles por sus deseos, creencias, sentimientos, etc., que lo destina a la libertad. Mmm... Habla del azar de la biología (lo dice por los fenotipos), habla de la conciencia y de la posibilidad de ejercer la libertad en sí. Ahora es lógico, puedo desnudar al hombre de nombres y categorías y me queda simplemente sus formas y su mundo interno. Supongo que es retórica su pregunta: ¿qué es el ser? Sigo avanzando por el texto y este fragmento atribuido a Goethe, que por la referencia lo consiguió de Juan Ramón Jiménez, tiene que estar en este escrito: "Los ideales colectivos se hacen para los que no tienen, no pueden tener un ideal propio, particular. Quien puede tener un ideal propio no necesita para nada de los ideales colectivos". No creo que el literato haya tenido mala fe al expresa esto, pero concuerdo con el autor cuando afirma que es necesaria la colectividad, la formación de comunidad. "Una comunidad donde se pueda interactuar con las diferencias de otros, regidos por un sistema de legislación que permita la libertad", dice. Confieso que me quedé sorprendido: ¿libertad regulada? Más allá de que si no hay elección, no hay libertad, cito: "Para el hombre consiste en liberarse de fuerzas físicas ciegas e irracionales; lo consigue oponiéndoles la enorme e inteligente fuerza de la sociedad, bajo cuya protección lo ampara". No podemos ser libres cuando estamos subordinados al placer o sometidos a la satisfacción inmediata como animales. Es como sentir placer al leer y decir que somos libres, a pesar que la lectura nos haga libres. Son los conocimientos que adquirimos los que nos hacen libres, pero no la extracción continua de la realidad. Bueno, no es mi mejor ejemplo, pero no quería utilizar el tan recurrido uso de narcóticos u opiácidos. El autor lo ejemplifica con la libertad de "satisfacción" (entre comillas porque el deseo no tiene origen conocido ni puede ser satisfecho) de los deseo de Doryan Gray y su desdicha por el estado de su alma, la tristeza al examinar su consciencia.
Espera, estos pensamientos giran en torno a la libertad, pero ¿quién la define? Así, ¿qué tan libre soy para pensar en la libertad? Claro que puedo escoger ideas y conocimientos de aquí, pues de eso se basa la libertad; a menos que se pueda patentar algún conocimiento. He terminado de leer esto y me pregunto:¿Estos son mis pensamientos o sigo en las palabras de este escrito? Necesito releer y ordenar lo leído.
Autor: Edwin Villanueva Amaya